(Escrito el domingo pasado): Anoche me pinté el cabello por la primera vez en mi vida, y no lo hice porque quería hacerlo. Nuestro vecino, un joven de 13 años quien esta en escuela en casa en nuestro hogar, llegó a mi puerta ayer por la tarde para advertirme que una banda en la ciudad cercana de La Ceiba había empezado a matar a personas con cabello rubio o rojo.

Después de investigar un poco mas, aprendí que las matanzas empezaron en las otras dos ciudades mas grandes de Honduras — Tegucigalpa y San Pedro Sula — debido a una rivalidad entre dos bandas, y en la ultima semana habían traído su caos a nuestro rincón del país.

Entonces anoche me sentaba cerca de nuestra mesita en la sala de nuestra casa, todo alumbrado por alunas pocas velas porque no había agua ni luz en todo el día, mientras que una crema de 150 Lempiras fue aplicada a mi cabello para ponerlo negro. Mis estilistas fueron la hermana mayor de nuestro alumno de escuela en casa, con tan solo 22 años de edad y ya la madre de cuatro hijos, y otra joven de 16 años quien ya esta ‘casada’ aunque ni ella ni su ‘marido’ tienen trabajo y ella apenas cumplió primer grado. Ambas señoritas, quienes son de la región de Santa Barbara y por eso tienen piel bastante blanca en comparación con la mayoría de hondureños, habían llegado a nuestro portón con su propio cabello recién pintado negro ofreciéndome su ayuda. Como no teníamos guantes, la mayor de las dos muchachas usaba dos bolsas en sus manos, puestas en su lugar con tape, como para no mancharse con la tinta potente. Me sentí muy extraña sabiendo que yo fui la única persona presente que podía leer las instrucciones escritas en la cajita de tinta en español.

Entonces mientras que me sentaba con una bolsa puesta en mi cabeza con la tinta negra deslizándose por alrededor de mis orejas, abrí Salmo 12, lo cual habíamos leído mas temprano el mismo día en familia. Les hablé a los que estaban presente en aquella sala tan oscura de la injusticia en nuestro mundo que tanto va en contra de la justicia perfecta que caracteriza tan maravillosamente a nuestro Dios.

En tan solo 35 minutos mi cabello se cambió de un cafecito completamente natural con destellos de rubio y rojo a completamente negro con manchas del color pertinaz pintando partes de mis orejas y cuello.

En medio de dicha circunstancia, nuestra hija de 11 años, Jackeline, tuvo una crisis nerviosa, perdiéndose en medio de varios miedos obvios, el mas grande de todos siendo por la vida de su hermanito Josué, quien tiene necesidades especiales. El, también, naturalmente tiene cabello de color cafecito-rubio, y no pudimos cortárselo cortito porque no había electricidad en todo el día y por eso no podía conectar mi maquina para cortar cabello.

Ella estaba sentada en una de las sillas en nuestra sala, perdida en la desesperación, mientras lagrimas corrían por sus cachetes. La encontré, me agaché delante de ella con una mano en su rodilla, y con ternura exigí que parara de ahogarse en el miedo y que empezara a enfocarse en Dios. Ella protestaba: «Pero mi temor mas grade es que van a venir en la noche y matar a Josué.»

Mi respuesta: «Eso podría pasar.»

Sus ojos crecieron y me miraba, estupefacta, probablemente esperando que le dijera, «Shh, tranquila. Tu bien sabes que eso no va a pasar. Toda estará bien. Tranquila.»

Seguí: «Eso podría pasar esta noche, Jackeline, pero la cosa que hay que entender es que podría pasar cualquier noche. Las bandas o personas malvadas podrían venir y tomar nuestras vidas o violarnos. Hay tantas cosas en este mundo que podemos temer — cosas reales, cosas de miedo — que podemos continuamente enfocarnos en esas cosas y sentirnos perpetuamente paralizados por el miedo, o podemos mantener nuestra mirada en Dios, sabiendo que Jesucristo venció al mundo y que este mundo no fue creado para ser nuestro hogar permanente.»

Entonces miré por alrededor de nuestra sala tan maravillosamente, hermosamente humilde, viendo la colección de fotos en familia que Darwin y yo habíamos colgado juntos esa mañana en una pared previamente vacante, y le dije, «Este mundo no es nuestro hogar, Jackeline. Si, estoy en mi hogar ahorita en el sentido de que estoy en mi propia sala, y mis hijos y esposo viven aquí conmigo, pero mi hogar de verdad es en el Reino de Dios con El. Si esta noche o mañana o en algunos meses o anos alguien me mata o me muero de una enfermedad, mi vida verdadera no se acabó. Simplemente fui llamada a mi hogar mas temprano que yo tal vez había pensado. Entiéndeme bien — no me quiero morir esta noche, ni estoy esperando o asumiendo que algo trágico vaya a pasar, pero la cosa para entender es que todos nos vamos a morir algún día. Te morirás algún día, Jackeline — solo es una cuestión de cuando y como.»

Me di media vuelta para ver a su unico hermano biológico quien estaba sentado inocentemente detras de mi, meciendo sus piernitas en la silla, y le dije a ella con amor, «Josue se morirá algun dia.» Los ojos de ella crecieron aun mas grande como si eso nuncia le hubiera ocurrido antes. «Algun día me moriré. Algun dia Darwin se morirá. Tu puedes escoger vivir en un miedo constante — y eso es lo que actualmente estas haciendo — o puedes escoger confiar en Dios, sabiendo que en el futuro cuando venga su Reino, no habrá mas muerte ni llanto ni clamor ni dolor. Todas esas cosas pertenecen a este mundo. Si tu confianza y esperanza están puestas en este mundo, estarás constantemente decepcionada, engañada, y miedosa. Nuestra meta es mantener fielmente la actitud de Pase lo que pase, Dios es justo, es fiel. En El esta mi esperanza, no en lo que tal vez si o no pasa aqui en la tierra

Oh, le dije tantas cosas a mi amiga tan joven, tan miedosa, quien el Señor ha puesto en nuestra casa como hija. En ella vi el rostro de mi querido abuelo, un hombre quien amaba al Señor pero por alguna razón tan confusa seguía viviendo en miedo todos los días de su vida. Era un hombre quien vivía y moría en temor; su ultima voluntad, o ultimo deseo, mientras que estaba acostado delante de mi en su camilla en el hospital hace algunos años, fue que no me mudara a Africa, porque alla la gente me mataría. Un gran pesar me llenaba el pecho por esta joven delante de mi y por mi querido abuelo, personas quienes confiesan fe en Jesucristo pero no entienden que El nos ha llamado a salir del montón de temores en este mundo y entrar en la libertad.

Entonces casi al final de nuestra larga conversación, después de haber tenido que llamarla varias veces de aquella mirada perdida, desconcertada, le recordé una vez mas: «Hay dos opciones: podemos temer solamente a Dios, y de este modo no temer nada mas, o podemos escoger ignorar a Dios y temer todo lo demás. La Palabra de Dios dice que el temor a Dios es el principio de la sabiduría, y después en el Nuevo Testamento aprendemos que es la voluntad de Dios que no temamos a ningún ser humano. Entonces si temo a los asesinos y ladrones y mentirosos en vez de a Dios, soy necia. Pero si temo solamente a Dios y, en vez de temer a la gente malvada u odiarla, orar por ella, soy sabia. Entonces esta noche tu y yo podemos sentarnos juntas para orar por nuestra protección y tambien para las vidas de los que estan asesinando a los demas — imaginate cuan perdidos, cuan confundidos deben estar, probablemente siendo personas que han sufrido gran abuso o abandono cuando ellos mismos eran pequeños! — pero no nos vamos a sentar aquí con miedo, llorando y banandonos con lastima propia.»

Estas charlas son muy comunes en nuestra familia y ocurren durante los momentos menos esperados. Ayer por la tarde mi esposo y nuestro hijo de 7 años salieron para ir a acampar en la montaña con los varones de nuestra comunidad de fe, así que yo había planeado tener una noche tranquila en casa con los demás niños antes de que ellos dos volvieran el próximo día. No teníamos ni idea de todo lo que iba a suceder en el poco tiempo que estaban fuera!

Entonces anoche dormí sola en nuestra cama con mi nuevo cabello negro que apestaba de químicos escuchando a nuestras perras guardianas ladrar sin parar, ellas estando asustadas que no había ninguna luz en toda la propiedad. Y esta mañana que me levanté sin mucha energía y probé la luz, nada pasó. Así que toda la comida en la refrigeradora se arruinó y me he quedado llevando un sombrero que no cubre todo mi cabello lo suficiente, pero Dios es bueno, y mi entendimiento de Su bondad se renueva y fortalece cada vez que esta puesto a prueba, cada vez que tengo que escoger entre los dos temores disponibles: el temor a Dios o el temor a los hombres.

 

Salmo 12:

¡Sálvame, Señor!
    Ya no hay persona fiel,
    los fieles desaparecieron del mundo.
 Sólo se dicen mentiras unos a otros.
    Ocultan sus verdaderas intenciones cuando hablan bien de su vecino.
Que el Señor calle esas bocas mentirosas
    y selle esos labios que exageran.
Esos que dicen: «Nuestra boca hará que triunfemos,
    confiamos en nuestros labios.
    ¿Quién será capaz de someternos?»

Pero el Señor dice: «Yo vendré a defender a los pobres
    que sufren por causa de los perversos
    que los han oprimido y maltratado.
Yo les daré la seguridad que han estado buscando.»

Las palabras del Señor son tan puras y verdaderas
    como oro o plata terrenales que han sido fundidas
    y purificadas siete veces en el horno.

Señor, cuida a la gente indefensa,
    protégela siempre de esta perversa generación.
Los perversos están por todos lados,
    y los seres humanos alaban la maldad.