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[Esta reflexión originalmente fue escrita el 11 de Marzo del 2014 en nuestro blog www.HiddenTreasuresinHonduras.wordpress.com, y ahora ha sido traducida en español para poder compartirla con los hispanohablantes alrededor del mundo y así servir de testigo de la increíble bondad de Dios.]

Sentí como que si toda la sangre se había salido de mi cuerpo y estuve a punto de caer en un profundo abismo. Mis piernas débiles seguían cargándome mientras Darwin y yo caminábamos a lo largo del camino de tierra que conducía a nuestro hogar, pero sentí como que si todas mis fuerzas – cualquier fuerza para luchar dentro de mí – se había ido cuando escuche esta respuesta a mi simple pregunta.

Había pasado el día entero trabajando en la administración, escribiendo cartas de agradecimiento, haciendo mandados, y comprando provisiones de comida. Darwin se había llevado a los niños a la ciudad para su visita parental mensual que la agencia gubernamental para la protección de menores requiere. Típicamente los niños esperan por un periodo de dos horas sin la real esperanza de que algún familiar los visite.

Cuando Darwin y los niños entraron por nuestro portón al llegar de su visita por la ciudad, recibí a cada uno de los niños con abrazo y un beso en la frente mientras Darwin se apresuró a nuestro baño para asearse porque habíamos recibido una invitación especial a cenar a la casa de su primo esa tarde y debíamos salir de inmediato.

Después de ducharse y cambiarse, Darwin y yo comenzamos a caminar tomados de la mano desde nuestra casa a lo largo del camino de dos kilómetros que lleva a la carretera. Le pregunté muy casualmente como la visita requerida con los niños había ido, y él respondió – como si le hubiera preguntado cuál era su color favorito o qué comió de desayuno – “Llegó su papá.”

Sentí como que si mi mundo había colapsado, como que si tuviera miles de preguntas que hacer al mismo tiempo, pero mis piernas se seguían moviendo y de alguna manera seguí respirando mientras escuchaba, como una pesada neblina, las palabras de Darwin:

Su padre biológico, quien no los había visitado recientemente y con quien no esperábamos tener contacto, los visito en el “día de las visitas parentales” a la oficina de la agencia gubernamental para la protección de menores y hablo con sus tres hijos como por una hora y media, diciendo que planeaba visitarlos cada mes y que trabajaría lo más difícil que pudiera para “sacarlos de este lugar.” La hija mayor protestó la propuesta que su padre les hizo con una profunda sinceridad, diciendo que estaba contenta con nosotros y que no quería irse.

Darwin me dio más detalles sobre la visita, pero mi mente se perdía en lo inimaginable, y lo que no tiene respuesta…

Pero estamos planeando empezar el proceso de adopción oficial.. y por ley no podemos hacer eso si ellos están recibiendo visitas de padres… cierto? Por lo menos eso es lo que me habían dicho. Qué pasa si su padre los toma y los lleva a que sufran ese daño emocional del que venían? Aunque para nosotros sería devastador perderlos, el sufrimiento a largo plazo por el que pasarían ellos seria mucho peor que nuestra perdida. Pero existe la redención para todos; nadie está afuera del alcance de Dios. El puede cambiar a su padre de quien yo había escuchado muchas historias de abuso… cierto? Qué somos – una familia o…? Sigue caminando, Jennifer…

Mientras una pierna caía muerta en frente de la otra, llevándome por toda la carretera, mis lentes bajo el cielo ardiente ocultaba mis ojos llenos de lágrimas mientras pensaba No puedo tener un colapso emocional ahorita, justo antes de—o peor, durante — esta gran cena con el primo de Darwin y su familia.

Mientras Darwin y yo nos sentábamos en silencio esperando que la cena comenzara, él me miró, la tristeza en mi corazón reflejada en mi cara pálida, y dijo, “Hace como un año atrás tú me dijiste algo que profundamente me impactó…”

Y pensé, Sé lo que él va a hacer.

Y en efecto, él suavemente tomó mis manos lacias y las juntó. Las puso dentro de las suyas como haciendo un hueco. Él dijo, “Tú me dijiste que así es como agarras todo, en tus manos abiertas haciendo un hueco, porque nada es tuyo. Jennifer, nada es nuestro. Somos solo administradores en el Reino de Dios.”

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Mi mente embotada viajó hacia la memoria de cuando había escrito en mi diario aproximadamente hace un año…

Febrero 11 del 2013: Ayer mientras me sentada en una roca mohosa en el rio, puse mis manos en forma de hueco y las bajé al rio, levantándolas para examinar la pequeña piscina que quedaba meciéndose en mis palmas unidas. Muchas veces en los últimos años yo había usado la frase “sujetando las cosas con manos en forma de un vaso” en metáfora para describir mis ganas de cuidar lo que Dios me ha dado—relaciones, oportunidades—sin buscar control. Ayer en el rio, miré intencionalmente, casi obsesivamente, a aquella pequeña piscina por algunos momentos breves antes de apretar los puños bruscamente. Luego, casi como un experimento para ver cuáles eran los resultados cuando agarramos agua, a la vida – cuando nos aferramos mucho- y torpemente a lo que Dios nos ha dado — empecé a agarrar manotadas de agua y – sin éxito alguno, por supuesto — a apretar el agua, a querer hacerla mía, y cada vez obtenía los mismos resultados: nada. Luego intenté el enfoque opuesto – agarrando el agua fría del rio en mis manos planas. En lugar de tratar de adueñarme del agua con rapacidad, me acerqué a ella con indiferencia, sin importarme si se había salido de mis manos rígidas, o fuera de mi vida. Inevitablemente, cada vez que el agua desaparecía de mis manos, ya que no tenía ninguna grieta segura para descansar. Luego regresé a mi posición original, maravillándome de mi capacidad de mantener el agua en mis manos cuidadosamente ahuecadas, pensando que ningún otro método funcionaría – pude haber intentado puyar el agua, darle bofetadas, balancearla en mis dedos, cruzar o torcer los dedos, extendiendo los dedos, pero cada vez me quedaría sin nada. Voy a mantener todo lo que el Señor me ha dado con mis manos abiertas en forma de copa.

Me senté allí, todavía con niebla, utilizando la poca fuerza que tenía para suprimir las lágrimas en mis ojos mientras él y yo nos quedamos allí durante varios minutos, mirando a nuestros vacías y ahuecadas manos. Me imaginaba a los niños — no sólo a ellos sino que todo y a todos en mi vida – sentado en mis manos ahuecadas con cuidado, mirando hacia mí. Entonces pensé, no, no así no, y comencé a imaginar los a ellos corriendo y bailando alrededor en las laderas de las palmas. Entonces empecé a verlos — los pequeños niños, saltando de mis palmas ahuecadas — saltando hacia el exterior de mis pulgares, lejos de mí, o siendo tomados de mis manos o voluntariamente saliendo de ellas. Empecé a sentir una extraña mezcla de paz, tristeza y comprensión.

Las palabras de Darwin, que eran inicialmente mías hace muchos meses, brincaban alrededor de mi mente cansada, «Nada es nuestro …» y oré en aquel entonces y sigo orando para que el Señor permita que esas palabras puedan establecerse y dar frutos en lo más profundo de mi alma – que nunca cierre mis manos con envidia o engañarme a mí misma en pensar de que tengo el poder, el control o propiedad sobre cualquier persona o cosa, incluyendo mi propia vida. Voy a hacer una resolución, una vez más, y esta vez con una comprensión más profunda: Voy a mantener todas las cosas con las manos abiertas en forma de copa.