Hace algunos días mientras que iba por acá y por allá en nuestra casa, escribiendo instrucciones para varias personas, preparando algunas sorpresitas para los niños y generalmente alistando todo para mi primer viaje a Los Estados Unidos en dos años y medio, tuve a dos de nuestras hijas (Dayana, 14, y Jackeline, 11) en la mesa de madera en nuestra sala trabajando en sus tareas de escuela en casa.

Una de las tareas que les dejé fue escribir una pagina de revés y derecho de pensamientos organizados acerca de algo que había pasado en las ultimas semanas. Tal vez parezca una tarea demasiado sencilla, pero en algunas de las escuelas que he conocido en esta área hay adolescentes en sexto grado que ni pueden escribir una oración completa ni leer fluidamente un párrafo sencillo de un libro infantil. La idea mia fue escribir (y no olvidar de las letras mayúsculas, los puntos, las comas, etc), y dejé el contenido de la tarea completamente abierto para que cada una escogiera de qué escribía.

Habían numerosos temas que cada señorita pudiera haber escogido para escribir con detalle, incluyendo el concierto de música que tuvimos en nuestro hogar hace poco en el cual las dos cantaron y tocaron por lo menos un instrumento, algún suceso gracioso entre ellas mismas o con nosotros, una caminata aventurera al río o a la montaña con Darwin, etc, así que mas tarde aquel mismo día que me senté a leer los pensamientos de Jackeline escritos descuidadamente con lápiz en una hoja arrancada de uno de sus cuadernos escolares, lo que encontré me sorprendió.

La llamé para ayudarme a descifrar su escritura, como yo apenas podía sacar sentido de sus oraciones larguísimas, la falta absoluta de puntos, varias palabras terriblemente deletreadas u olvidadas, etc. Ella llegó y allí íbamos, con una lentitud meticulosa, corrigiendo el documento mas largo que tal vez había escrito en toda su vida. Después de tener que adivinar las primeras palabras, todo pareciendo otro idioma recién inventado, fui tentada a botar el papel con exasperación, declarando que su tarea de escritura fue un trabajo extremadamente mal hecho. Pero mientras que ella me iba ayudando a clarificar cada confusión (y mientras que el Señor me concedía la paciencia para perseverar), agregando tildes y acentos, puntos de interrogación, etc, el corazón de lo que salió de ese relajo de escritura fue maravillosamente hermoso. Es como si su escritura fuera un pedazo de piedra sin forma (para mi), y mientras que ella clarificaba cada área sin sentido, lentamente, palabra por palabra, tallaba todo lo que escondía el mensaje verdadero de sus palabras, revelando una estatua cruda pero imponente de la Verdad.

Ella escribió:

El sábado Cristian [nuestro vecino, un joven de 13 años quien participa en escuela en casa con nosotros junto con tres de sus hermanos] vino y el le dijo a mi ma que [las bandas] andaban matando a niños y mujeres solo porque tenían pelo rubio y a mi me dio miedo porque mi hermano Josué tiene pelo de color cafe y yo le dije a mi ma que yo quería hablar con ella y ella me miró muy triste pero mi ma me dijo que no hay que tener miedo y ella me enseñó una pintura que decía «En angustia clamé al Señor y el me respondió y me libró. El esta de mi parte; no tendré miedo. Que podrá hacerme un simple mortal?» Y eso me asombró — Que podrá hacerme un simple moral? Fue para mi una bendición y en realidad yo sé que tuve miedo pero Dios me calmó y me hice la pregunta: Por qué a mi ma no le dio miedo y ella tiene el pelo rubio? Después llegaron las hermanas de Cristian y le pintaron el pelo a mi ma y hablamos de Dios y ella les dio un poco de animo y se que ellas estaban tristes por lo que esta pasando en este mundo. Lo que Dios esta haciendo en mi vida es que Dios me hizo no solo para jugar sino para alabar su nombre. Gloria y gracias a Dios.

Mientras que llegábamos al final de su párrafo gigantesco, la miré, estupefacta, le agradecí por tomar el tiempo de ayudarme a clarificar y corregir su ortografía, y de allí me recliné en mi silla, solamente capaz de repetir la ultima oración de su reflexión mientras que mi propio corazón se regocijaba en lo que el Señor esta haciendo en nuestra hija preciosa, graciosa, quien llevamos tan solo cuatro meses de conocer: Gloria y gracias a Dios.